Al igual que el alma experimenta la infancia, la juventud y la vejez, sin verse afectada por las mutaciones de este cuerpo; así también tomará otro cuerpo después de la muerte. En un sabio no cabe duda acerca de esto.
Al igual que un hombre se quita un vestido viejo y se pone otro nuevo, el Espírituabandona su cuerpo mortal para tomar otro nuevo.
Ciertamente, todo lo que tiene un principio ha de tener un fin. La muerte es el final seguro para quien ha nacido. Pero es igualmente seguro que quien ha muerto ha de renacer. Así pues, no deberías afligirte por lo inevitable.