El comportamiento cultural se nutre con el don de saber esperar
La vida es sencillamente una travesía de etapas que nos llevan hacia la mejor persona que podemos desarrollar de nosotros mismos. Usando la reflexión, alimentando los deseos de mejorar y asociándonos con personas que nos dejen un aprendizaje positivo, podemos lograr avanzar nuestras metas.
Durante mi juventud recuerdo a un gran amigo de la familia, profesor de la Universidad de Tennessee, Roberto Benson, PhD. recalcar este dicho: “La paciencia es la virtud más grande del hombre”. La reflexión, los deseos de mejorarnos y la dicha de contar con personas que nos apoyen, son aspectos de nuestras vidas que requieren paciencia y el don de saber esperar.
Al refinar nuestra paciencia y entender que todo lo valioso en la vida conlleva tiempo y dedicación, nos podemos dar cuenta que nuestra cultura es clave en ese proceso.
La forma en cómo nos manejamos en la sociedad, nuestro Comportamiento Cultural (CC), es un gran aporte al desarrollo personal y hacia lo que podemos hacer por otras personas.
El hacernos parte de la red de apoyo de otros demuestra que podemos ser filántropos de cultura con tan solo tender la mano con humildad y buenas intenciones hacia la humanidad. Todo toma tiempo, pero con paciencia y el saber esperar por lo bueno, nos hacemos digno ejemplo de nuestra cultura.